La electrificación de los usos finales de la energía
La descarbonización del sistema energético depende en gran medida de la electrificación. Los escenarios de la Comisión Europea muestran que, en 2050, más de las tres cuartas partes de la demanda final de energía estarán electrificadas.
La electrificación implica sustituir las fuentes de energía fósiles por otras de origen renovable en diversos usos finales, como los procesos de producción industrial, el transporte y la logística, además de la calefacción y climatización de edificios. La demanda de electricidad aumentará a medida que abandonemos los combustibles fósiles. Los análisis de la Comisión Europea muestran que la electrificación basada en las energías renovables, complementada con la electrificación indirecta de sectores difíciles de abandonar ("hard-to-abate sectors"), es la forma más rentable y eficiente de reducir las emisiones del sector energético hasta el cero neto para 2050. La electricidad cubrirá directamente el 57 % de los usos finales de la energía, mientras que suministrará un 18 % de forma indirecta a través del hidrógeno y sus derivados.