Nada menos que 90.000 millones de Ptas. se destinaron a una de las obras civiles más importantes y, desde luego, espectaculares, de la década de 1990. Con diseño de Norman Foster, prestigiosísimo arquitecto inglés (y famoso entre nosotros por ser uno de los artífices de las obras de la Barcelona olímpica, además de ser también, en una nota curiosa, la pareja de la conocida Dra. Elena Ochoa), el nuevo metro de Bilbao fue considerado como el más avanzado técnicamente del mundo en su momento.
Aunque se comenzó a proyectar en 1972, no fue hasta 1987 cuando se aprobó el plan de construcción, y un año después cuando se iniciaron las primeras obras en Erandio, en conjunción entre la Diputación Foral de Vizcaya y el Gobierno vasco. En 1990 se levantó la primera piedra, en 1991 se inició la excavación de túneles, cuya primera unión tuvo lugar en 1992… y así hasta la inauguración oficial del primer tramo, todo un acontecimiento con la presencia de las mayores autoridades, el 10 de noviembre de 1995.
Con un trazado en forma de «Y», los tramos ya operativos comprenden un total de 27 Km y 23 estaciones, separadas entre sí desde 485 m hasta 3.510 m, haciendo posible viajar de Algorta a Moyúa en 24 minutos, o de San lnazio al Casco Viejo en 10. Algo muy importante para una ciudad que, tras unos años de estancamiento económico, empezó a experimentar en los últimos años un notable crecimiento.
Dado que el tráfico es uno de los mayores problemas de la ciudad, reconforta saber que en una unidad de 72 m caben 700 personas; una hilera de coches que transportasen la misma cantidad de gente mediría casi dos kilómetros (466 vehículos). Aunque este cálculo fuera una simplificación, nos da una idea del alivio que pudo resultar para las sufridas calles de la ciudad.
